Felipe IV nació en Valladolid el 8 de abril de 1605. Sus padres fueron Felipe III y Margarita de Austria. En 1621 llegó al trono, tras la muerte de su padre.
Se casó dos veces, primero con Isabel de
Borbón y luego, con Mariana de Austria. De ambos matrimonios nacieron doce hijos, siendo sólo tres los que sobrevivieron (María Teresa, Margarita y Carlos II). Tuvo además un hijo natural, Juan José de Austria, con la actriz María Calderón, reconocido de forma oficial en 1642.
Una vez en el poder, tuvo como objetivo principal recuperar la reputación que la monarquía había perdido y restaurar su autoridad frente a los otros poderes del reino. Esta labor la dejó en manos del valido Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, quien además encaró un ambicioso proyecto de reforma, que afectaría a la mayoría de las instituciones. En 1643 este valido fue reemplazado por Luis de Haro.
Sin embargo, por diferentes motivos los cambios esperados no se pudieron llevar a cabo. No sólo la situación interna perjudicó sino también la extranjera. En cuanto a los conflictos internos, uno de los principales era que el proyecto de Olivares había sido rechazado en todos los ámbitos. Además, se produjeron levantamientos en distintos territorios (1640).
Felipe IV nombró como jefe supremo de la expedición a Breda al mejor estratega a su servicio conocido en aquella época, al aristócrata genovés Ambrosio de Spinola, que se puso al mando de 40.000 hombres. le acompañaban, el Marqués de Leganés y Don Carlos Coloma, militares muy famosos.
La ciudad de Breda estaba defendida por Justino de Nassau, de la casa de Orange. El cerco y sitio a la ciudad fue una lección de estrategia militar. Algunos generales de otras naciones acudieron allí, para conocer y observar la táctica del gran Spinola. Lo principal era impedir que hasta el sitio llegaran refuerzos de víveres y municiones. Para ello se realizaron una serie de acciones secundarias; una de las que más éxito tuvo fue el anegar los terrenos inmediatos e impedir así el paso a la posible ayuda.
Las crónicas de la época cuentan que la defensa de Breda llegó a ser heroica, pero la guarnición tuvo que rendirse y levantar la bandera. Fue una capitulación honrosa que el ejército español reconoció como tal, admirando en su enemigo la valentía de los asediados. Por estas razones permitió que la guarnición saliera formada en orden militar, con sus banderas al frente. Los generales españoles dieron la orden de que los vencidos fueran rigurosamente respetados y tratados con dignidad. Las crónicas cuentan también el momento en que el general español Spinola esperaba fuera de las fortificaciones al general holandés Nassau. La entrevista fue un acto de cortesía, el enemigo fue tratado con caballerosidad, sin humillación.
Velázquez hizo un óleo sobre lienzo de esta rendición y hoy de conserva en el Museo del Prado.
Se casó dos veces, primero con Isabel de

Una vez en el poder, tuvo como objetivo principal recuperar la reputación que la monarquía había perdido y restaurar su autoridad frente a los otros poderes del reino. Esta labor la dejó en manos del valido Gaspar de Guzmán, conde-duque de Olivares, quien además encaró un ambicioso proyecto de reforma, que afectaría a la mayoría de las instituciones. En 1643 este valido fue reemplazado por Luis de Haro.
Sin embargo, por diferentes motivos los cambios esperados no se pudieron llevar a cabo. No sólo la situación interna perjudicó sino también la extranjera. En cuanto a los conflictos internos, uno de los principales era que el proyecto de Olivares había sido rechazado en todos los ámbitos. Además, se produjeron levantamientos en distintos territorios (1640).
Felipe IV nombró como jefe supremo de la expedición a Breda al mejor estratega a su servicio conocido en aquella época, al aristócrata genovés Ambrosio de Spinola, que se puso al mando de 40.000 hombres. le acompañaban, el Marqués de Leganés y Don Carlos Coloma, militares muy famosos.
La ciudad de Breda estaba defendida por Justino de Nassau, de la casa de Orange. El cerco y sitio a la ciudad fue una lección de estrategia militar. Algunos generales de otras naciones acudieron allí, para conocer y observar la táctica del gran Spinola. Lo principal era impedir que hasta el sitio llegaran refuerzos de víveres y municiones. Para ello se realizaron una serie de acciones secundarias; una de las que más éxito tuvo fue el anegar los terrenos inmediatos e impedir así el paso a la posible ayuda.

Las crónicas de la época cuentan que la defensa de Breda llegó a ser heroica, pero la guarnición tuvo que rendirse y levantar la bandera. Fue una capitulación honrosa que el ejército español reconoció como tal, admirando en su enemigo la valentía de los asediados. Por estas razones permitió que la guarnición saliera formada en orden militar, con sus banderas al frente. Los generales españoles dieron la orden de que los vencidos fueran rigurosamente respetados y tratados con dignidad. Las crónicas cuentan también el momento en que el general español Spinola esperaba fuera de las fortificaciones al general holandés Nassau. La entrevista fue un acto de cortesía, el enemigo fue tratado con caballerosidad, sin humillación.
Velázquez hizo un óleo sobre lienzo de esta rendición y hoy de conserva en el Museo del Prado.
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